
¡Como pesan las cosas que se han hecho
cuando se acerca el fin de la jornada...!
Dulce peso, si tienes a tu lado
una sonrisa, un beso, una mirada...
Y qué tranquilidad si en ese peso
abundan más las cosas terminadas
que las que se dejaron incompletas
y pudiendo ser algo, fueron nada.
¡Como pesan las cosas que se han hecho
cuando se acerca el fin de la jornada...!
Y cerrado los ojos, en silencio,
van tornando en confuso panorama
guerras, amores, hijos, desengaños,
triunfos y fracasos, esperanzas,
un tropel de emociones ya perdidas
y un montón de ilusiones no logradas
que desfilan y huyen confundidos
bajo el peso de las cosas pasadas...
Dulce peso si tienes a tu lado
una sonrisa, un beso, una mirada...
Qué feliz puede ser esa memoria,
qué feliz puede ser esa añoranza
si, sentado en el borde del camino,
sabes que compartiendo tu jornada
el otro lado del camino sigue,
igual que siempre, a tu misma andanza,
como dos surcos de un sendero vivo
que va de la distancia a la distancia...
Y en el resto del futuro, siempre
serán dos voces de una misma alma.
¡Como pesan las cosas que se han hecho
cuando se acerca el fin de la fornada...!
Pero qué dulce peso, si te ayudan
una sonrisa, un beso, una mirada...