miércoles, 8 de julio de 2009

DE LA AMISTAD


DE: PEDRO LEZCANO

Amigos míos: Pienso
que el corazón del hombre
lanza su sangre en un circuito abierto
que llega al corazón de los amigos
para volver al nuestro.
(El que guarda su sangre para él solo
ese es un hombre muerto).
Y que vivir no es más que hacer amigos.
Que vivimos en ellos.
Que hablar sin ser oído es estar mudo,
mirar sin ser mirado es estar ciego.
Que aquel que haya vivido sin amigos
es que ha soñado ¡y ha olvidado el sueño!

Sólo si oís mi corazón, me late.
La existencia se narra como un cuento;
si no se narra y se comparte,
la vida es como viento sobre yermo
que pasa sin mover hoja ni espiga
ni cabello.
Yo viviré lo que deseen ustedes.
Cuando olviden mi nombre, me habré muerto;
pero seré inmortal con que un amigo
me erija un buen recuerdo.
Para entonces dirán de vez en cuando:
- Aquel amigo Pedro,
después de todo no era mal muchacho...

Y guardarán silencio.
Y el pequeño lugar que yo ocupaba
sobre la tierra volverá a estar lleno.
Esa es, amigos míos,
la gloria que les debo.
He conocido acaudaladas gentes
que se han marchado sin que aúlle un perro.
Yo espero que al marcharme,
de verdad, me acompañe el sentimiento.